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  • Mireia Sánchez

LA ANSIEDAD: qué es y cómo manejarla

Actualizado: 5 jul 2020


Los problemas de ansiedad suelen ser muy variados, desde las fobias específicas como la fobia a la sangre o a las arañas, hasta la ansiedad social o agorafobia, con o sin ataques de pánico. pasando por la hipocondría, la claustrofobia, trastorno de estrés postraumático, trastorno obsesivo-compulsivo y ansiedad generalizada. En todos ellos, desempeña un papel central una desagradable activación fisiológica (sudores, taquicardia...) asociada a ciertos estímulos o situaciones que la persona va aprendiendo a evitar. Esta estrategia, la evitación, proporciona sólo un alivio a corto plazo, pero a la larga probablemente el problema aumente o aprendan a vivir sorteando los estímulos que les desencadena la ansiedad, aunque a veces es complicado vivir así. La necesidad de estar atentos de manera obsesiva y chequear el cuerpo y el estado anímico constantemente, además de sentir miedo a perder el control son algunos de los aspectos relevantes del proceso.

Desde la perspectiva biológica, se entienden los problemas de ansiedad como:


- un proceso de condicionamiento de ciertas respuestas fisiológicas a determinados estímulos disparadores (situaciones vividas como amenazantes).

- la activación del sistema nervioso autónomo de manera poco predecible para la persona

A nivel cognitivo ( de pensamiento ) se origina una interpretación poco realista de las situaciones y de las propias sensaciones corporales de la persona, interpretaciones que a su vez activan la respuesta fisiológica y se pueden convertir en temores catastrofistas, como la inminencia de un infarto o la muerte.

Esto lleva a que, desde el punto de vista conductual, la persona evita y escape de las situaciones ansiógenas y a que, ya en el plano relacional se haga acompañar y proteger por algún familiar, pareja o amigo.

Es posible que estas personas terminen reforzando la evitación y promoviendo sin querer la progresiva incapacitación y un estilo de vida condicionado por la ansiedad.

Por lo habitual, los consultantes con problemas de ansiedad suelen ser personas muy motivadas para la terapia, aunque lógicamente se muestran temerosas ante los cambios que podamos proponerles.

Texto extraído del libro: 200 tareas en terapia breve. Mark Beyebach y Marga Herrero de Vega.

Esquema muy sencillo sobre el circuito que se desencadena cuando se experimenta ansiedad anticipatoria

A continuación expongo una metáfora sobre cómo se genera el síntoma de la ansiedad extraída del libro Guía para la intervención emocional breve. Un enfoque integrador de la Dra. María José Pubill.

La ansiedad es como una olla de caldo emocional que está puesta en el fuego. Lo peculiar de esta olla es que está ubicada en nuestro interior.


Si en nuestra vida cotidiana no sucede nada que nos altere, que nos ponga en alarma, que nos perturbe, el fuego se mantiene y no sube de intensidad. Si por el contrario, en nuestra vida ocurre algo, por ejemplo se presenta una situación que nos genera pensamientos y/o emociones que nos "mueven", ese fuego subirá (activación del sistema nervioso) y el caldo de emociones (emociones y sensaciones corporales), que está en la olla, comenzará a hervir de manera más fuerte.


En este momento puede pasar dos cosas:

-Si no estamos acostumbrados a mirar dentro de nosotros/as mismos/as, sea porque no nos han enseñado, sea porque la intensidad emocional es tan alta que no nos sentimos capaces de gestionar lo que nos ocurre a nivel emocional, etc. entonces colocamos una tapadera en la olla y dejamos que el caldo hierva con el fuego alto, sin prestarle atención.

- Si por el contrario, miramos dentro de nosotros/as (insight) e identificamos qué está pasando, cómo es que esa situación nos ha "subido la intensidad del fuego", qué hay en esa situación que nos conecta con una emoción intensa, qué nos perturba (rabia, tristeza, pena, miedo) o con un recuerdo no procesado del pasado, entonces en vez de poner una tapadera, removeremos el caldo y nosotros mismos bajaremos el fuego.

Va a depender entonces de lo que nosotros decidamos o podamos hacer con nuestro "caldo emocional". Es decir, si vuelve a pasar que aparece una situación que nos genera una emoción intensa y perturbadora, por consiguiente sube el fuego y hace hervir el caldo y volvemos a poner la tapa, llegará un momento que esta tapa ya no podrá retener el caldo y se desbordará. Es entonces dónde el cuerpo se manifestará con señales fisiológicas desagradables asociadas a lo que entendemos por ansiedad.

Por lo tanto, la moraleja final es que para evitar y reducir la ansiedad es esencial prestar atención a nuestro universo emocional y estar conectado con lo que nos generan (a nivel de pensamiento, emocional y señales corporales) las situaciones que experimentamos en nuestra vida cotidiana.

Algunas recomendaciones para aliviar los síntomas de ansiedad

Una dieta adecuada: reducir (gradualmente) el consumo de café, azúcares y en general mejorar los hábitos alimentarios.

Conciencia del cuerpo: estar atento a las señales corporales/fisiológicas de nuestro cuerpo y manejar de manera adecuada los cambios emocionales y sensoriales.

Ejercicio físico: realizar ejercicio moderado habitualmente puede ayudar a reducir y aliviar los síntomas de ansiedad. Sobretodo los deportes donde la mente tiene que estar pendiente y concentrada en algún estímulo en concreto (escalada, deportes de mesa,...)

Dormir bien

Realizar ejercicios de meditación o relajación de manera disciplinada y/o habitual

Aprender a vivir sin necesitar tener el control / aprender a vivir en la incertidumbre

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