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  • Foto del escritor Mireia Sánchez | Psicóloga sanitaria

SOCIOADICCIONES: definición, motivación, clasificación

Actualizado: 11 jul 2020


Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), una de cada cuatro personas, o sea un 25% de la población sufre trastornos de conducta relacionados con las nuevas adicciones (el uso incontrolado de internet, video-juegos y móviles, la pornografía o la actividad sexual incontrolada, las compras compulsivas, los juegos al azar), etc.


Las socio-adicciones son trastornos de dependencia vinculados a usos, costumbres o actividades diversos no relacionados con la ingesta de sustancias químicas, sino por los efectos de la actividad emocional que acompañan a estas actividades, efectos que naturalmente implican cambios en la neuroquímica del cerebro, lo que lleva a Javier Gotti, psiquiatra de la Unidad de conductas adictivas del hospital Clínic de Barcelona, a comparar la evolución de estas conductas a la de cualquier adicción química.

Aumentan los niveles de dopamina – neurotransmisor cerebral responsable del subidón-, se da una mayor necesidad del uso, dificultad para controlar la actividad, y al iniciarse un periodo de abstinencia aparecen irritabilidad y malestar, con riesgo de recaída.

Pero no es en esos cambios donde hay que buscar el efecto adictivo de tales conductas, sino en el mundo emocional y motivacional que subyace a ellas. Algunos usos, costumbres o actividades no son nocivos en sí mismos e incluso muchos son necesarios o socialmente aceptados. Eso hace que algunas socio-adicciones sean difíciles de detectar o reconocer ya que ni el entorno ni la persona que las sufre identifica su comportamiento como un problema (p.ejemplo. una persona que sufre laboro-dependencia, adicción al trabajo, es considerada a menudo como un/a trabajador/a ejemplar).

Las socio-adicciones se caracterizan no tanto por la frecuencia de realización de la conducta, que es generalmente alta, sino por la pérdida de control por parte de la persona respecto a esa actividad, lo que hace que la persona que realiza esas conductas se convierta psicológicamente dependiente de la actividad.

Normalmente la familia y los amigos son los primeros en detectar este tipo de trastornos. Y es recomendable que se busque tan pronto como sea posible un asesoramiento profesional para resolver el problema.

A continuación se expone la clasificación actual de las socio-adicciones:

  • Relaciones personales

  • Dependencias grupales: secta coercitiva o grupo de manipulación psicológica, grupo religioso, filosófico o cultural, político, terapéutico, comercial...

  • Dependencias interpersonales: co-dependencia en las relaciones de pareja, dependencia emocional, adicción a un líder.

  • Juego: Adicción a los video-juegos, a las videoconsolas o a los juegos de rol.

  • Internet : Adicción al ciber-sexo, adicción ciber-relacional, adicción al juego en red o a la navegación y a los chats.

  • Uso de servicios-objetos: Adicción al móvil, a la televisión o a las compras.

  • Sexo: Relaciones sexuales compulsivas, adicción a la prostitución, abuso de la pornografía.

  • Trabajo: Adicción al trabajo.

COMPRENDER LAS ADICCIONES

La linea divisoria que marca la diferencia entre una actividad normal y otra adictiva en este tipo de comportamientos no es ni el tiempo dedicado a ellos, ni la intensidad con que se llevan a cabo, ni la frecuencia con que se repiten, sino la transformación del carácter funcional de tales tareas en esencial. Por ejemplo una actividad <<normal>> puede requerir una intensidad y una frecuencia muy elevada en nuestra vida o representar una interferencia notable en la familia, pareja, sociabilidad del individuo, pero esto tampoco supone un criterio discriminante para diagnosticarlas. El caminonero/a o el/la enfermero/a que trabajan de noche producen una interferencia en la vida de familia seguramente, y no por eso decimos que son adictos al trabajo.

Lo que hace que tales comportamientos sean adictivos es el carácter esencial que tales comportamientos han asumido para la vida de la persona sin los cuales parece que la vida no tiene sentido. De ahí nace la dependencia y como en toda dependencia hay que detectar las motivaciones que subyacen de ella.

Al inicio de la adicción las personas pueden comprar vestidos o zapatos compulsivamente porque esto les genera placer, o apostar a las máquinas traga-perras porque lo encuentran estimulante o divertido, pero esto no basta para que la adicción se desarrolle. No basta con que sólo cubran una parte lúdica o de placer. La verdadera motivación para una dependencia de sustancias o comportamientos tiene además un componente de necesidad, relacionado con cubrir necesidades emocionales no cubiertas (por ejemplo: no sentirse suficientemente valorado, querido, atendido, importante, etc). Y es esta dimensión emocional la que otorga a estos comportamientos su carácter impulsivo y a veces compulsivo.

Fuentes de información:

  1. https://w110.bcn.cat. Adolescencia y juventud

  2. Centro de Atención e Investigación de Socioadicciones (AIS)

  3. Libro: El error de Prometeo. Manuel Villegas

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