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  • Mireia Sánchez

Comunicación en la pareja (II): Conflictos y cómo resolverlos

Actualizado: 5 jul 2020


Una de las principales causas de insatisfacción en la pareja viene por el tema de la comunicación. En la consulta a veces nos encontramos con que las parejas se quejan de que no se comunican, aunque esto es técnicamente incorrecto, porque siempre se está comunicando. La insatisfacción de fondo es que la comunicación que utilizan no les ayuda para comprenderse y solucionar los conflictos que aparecen a lo largo de la vida en común. En la mayoría de ocasiones el problema no es tanto el problema en sí, sino que los miembros de la pareja no consiguen expresarse para que el otro les entienda y para generar posibles soluciones a lo que ocurre.

Como bien explican Linares J.L y Campo C. en su libro Cómo sobrevivir a la pareja, comunicarse adecuadamente significa articular bien el uso de canales verbales y gestuales, sabiendo que su manejo individual responde a códigos personales, familiares y culturales muy diversos, pero ninguno más legítimo, en principio, que otro. Es decir, si a mi me gusta salir a restaurantes e ir a bailar, pero a mi pareja, le acomoda más quedarse en casa, ¿por qué le voy a pedir que me acompañe siempre a estos eventos o salidas si sé que es más hogareño? o, si le veo con el ceño fruncido, debo aprender a discriminar si, como me ocurre a mí (por ejemplo), esos gestos son más de enfado, o responden a más bien a estar concentrado. Es importante saber leer y respetar los códigos y estilos de comunicación del otro y adaptarse mutuamente.

Y esto significa por tanto, saber mirar y escuchar, además de saber expresar claramente cuáles son nuestros deseos y necesidades propias, ya que si pretendemos que el otro sea adivino nos llevará por el camino de la frustración.

Como hemos dicho con anterioridad a veces los conflictos entre la pareja surgen por no saber utilizar estrategias comunicativas adecuadas o no saber hacernos entender (aunque a veces también pasa que aunque nos hagamos entender el otro no tiene otra manera de verlo o de entenderlo). A continuación describo algunos conflictos que pueden emerger en la pareja y algunas fórmulas para su posible resolución. En todos mis artículos siempre me gusta dejar claro que lo que escribo responde más a material psico-educativo, que no terapéutico, es decir, que son pautas o recomendaciones generales y no tienen por qué ajustarse a vuestro caso en concreto.

Utilizar fórmulas positivas

En la mayoría de ocasiones de interacción con tu pareja, no es tanto lo que dices, sino cómo lo dices. Por ello es esencial utilizar frases en positivo, no desde la queja o señalando lo que está mal, sino apuntar al cambio o a lo que desearías. Muchas veces atribuimos al otro intenciones o mejor dicho "malas intenciones", sin pararnos a pensar, que quizás y simplemente es que no se ha dado cuenta o no sabe hacerlo de otra manera, o que él/ella lo hace así, sin imaginar que a ti te puede molestar. Por ejemplo, no es lo mismo decir: !Es una guarrería dejar la ropa sucia en el suelo, qué pasa que crees que soy tu sirviente/a! que decir: !Para poder organizarnos mejor, lo ideal sería que la ropa sucia la lanzaras al cubo de la ropa! Está claro que el otro puede responder de mejor o peor manera, pero todo va a depender en este caso por ejemplo de las normas implícitas o explícitas que hayáis pactado previamente como pareja en el ámbito del hogar. Si la norma es que las tareas domésticas se distribuyen de manera equitativa siempre puedes apelar a ella para preservar la buena convivencia. El uso de fórmulas positivas ayuda sobretodo a que el otro no se sienta atacado y así los dos podáis encontrar soluciones y nuevas alternativas. Además de que partes desde el deseo, de lo que te gustaría o lo que sería mejor para favorecer el buen clima, y no desde la queja y la atribución de significados de mala intención.

Elegir el momento adecuado

Esta recomendación parece no muy relevante pero en algunas situaciones puede marcar la diferencia entre conflicto y no conflicto. Hay temas delicados que no se pueden "sacar" en cualquier momento, ni tampoco en determinados estados de ánimo. Muchas veces, las emociones pueden llevarnos a lugares sin salida o muy oscuros. Conversar desde la rabia, la tristeza, la decepción, es lícito pero a veces nos invaden tanto que cuando ha pasado cierto tiempo lo vemos todo diferente y nos damos cuenta de que quizás lo que dijimos no era exactamente así, que pudimos exagerar,...Por ello, mi recomendación es que cuando queramos expresar un tema "delicado" buscar un estado de ánimo cercano a la calma y un espacio lejos de prisas o personas ajenas al conflicto sería lo ideal.

Aprendizaje de asertividad para mejorar la comunicación

Para este punto sería conveniente que os leyerais los dos artículos que he publicado sobre la asertividad que los podéis encontrar en este mismo blog.

Las peleas: no son un buen momento para mejorar la comunicación

En ocasiones nos puede suceder que cuando se inicia un intercambio efusivo de opiniones contrapuestas o diversas entre los miembros de la pareja, nos puede parecer que es el momento adecuado para sacar todo o casi todo lo que pensamos del otro, más reproches o apuntes recriminatorios que olvidamos comentar en un pasado. Pero quienes lo han probado sabrán que no es el mejor momento. En el fervor de la batalla se encienden todas las alarmas y mecanismos de defensa, además de estar más pendientes a veces de llevar razón que de comprender lo que nos dice el otro. Por ello, es esencial que cuando queramos mejorar cualquier aspecto de nuestra relación lo hagamos en un momento de calma y con la intención de comprender la postura del otro y poder así favorecer cambios positivos para todos los miembros.

Estrategia perdedora: intentar que el otro cambie

Que tire la primera piedra el que no haya pensado que el problema se solucionaría si el otro cambiase. No es de extrañar que lo primero que nos venga a la mente cuando surge un conflicto es lo que el otro está "haciendo mal" y por tanto "debería cambiar", sin mirarnos a nosotros mismos. Ya sabemos lo fácil que es echar la culpa al otro, ya que así nos ahorramos el trabajo de introspección para ver qué estamos haciendo nosotros para que el problema emerja o se mantenga.

Hay parejas que empiezan la relación con un miembro pensando: "no me gusta "x" de él/ella, pero con el tiempo yo lo/a cambiaré". Normalmente este tipo de parejas luego vienen a terapia o surgen los problemas y las decepciones y frustraciones.

Siempre hay aspectos de nosotros mismos/as que no nos gustan, que rechazamos, que nos castigamos,... entonces ¿cómo va a gustarnos todo de la otra persona? La cuestión no es medir o cuantificar qué nos gusta y qué no, sino aceptar y amar a la otra persona por lo que es, valorando siempre si seguir con él o con ella nos compensa y nos expande como personas y refuerza nuestro proyecto vital.

Cuando pensemos que el otro tiene que cambiar, hagamos un cambio de mirada y de foco, y pensemos que puedo hacer yo para facilitar que mi pareja,... para ayudar a... para sentirme mejor y así hacerle sentir mejor,.... el qué puedo hacer yo, en vez del qué puede hacer él/ella, es la clave, porque todas la relaciones son circulares, lo que hago yo, influye en ti, y lo que haces tú, influye en mí. No es un causa-efecto con callejón sin salida, no: es un círculo en dónde las conductas de uno tienen efectos en las emociones, pensamientos y conductas del otro. Por lo tanto, si quieres que el otro cambie de verdad, cambia algo de ti primero.

La invalidación

La invalidación de las experiencias del otro, de las emociones, de las opiniones de la otra persona, es uno de los mecanismos más destructivos que puede padecer una pareja. En general a nivel relacional, no hace falta que sea exclusivamente con tu pareja, la invalidación anula cualquier tipo de relación saludable ya sea de amistad, familiar, laboral,... Invalidar significa no aceptar, rechazar, humillar, menospreciar, burlarse de las emociones de tu pareja, en este caso en concreto. Lo que voy a decir a continuación, es algo que ya he mencionado en otros artículos, pero como es tan esencial e importante lo vuelvo a repetir: INVALIDAR LAS EXPERIENCIAS EMOCIONALES DE LA OTRA PERSONA es DESTRUCTIVO y DEMOLEDOR, de esta manera no podrás mantener una relación sana con otra persona. Seguramente si haces esto, es porque tu mismo/a también lo haces contigo mismo/a, es decir, seguramente no te trates muy bien a ti mismo/a. No podemos poner en duda lo que siente la otra persona, si lo siente, por algo será. Podemos indagar, preguntar, intentar darle sentido, dialogar, dar tu punto de vista, expresar cómo te sientes tú también, etc., Pongo un ejemplo: - Me siento solo/a, siento que cuando te explico un problema, no me atiendes o no me atiendes lo suficiente, lo que yo necesito. A veces veo que le das más importancia a los problemas de los demás que los que yo te explico. - Pero qué dices... vaya tontería... eso no es así.... estás exagerando.

Quizás el primer interlocutor (el que expresa cómo se siente) tiene una herida infantil de abandono o de poca atención, que hace que si no se siente lo atendido que él/ella espera o necesita, siente soledad y desamparo, pero incluso en este caso, poniéndonos en este supuesto, es muy doloroso que la otra persona invalide la emoción y sensación que está experimentando. Lo que sí se puede hacer es dialogar sobre ello, mostrar tu punto de vista, tus intenciones, poder conversar en más profundidad sobre lo que siente,.... sin invalidar. Por ejemplo: - Me entristece que te sientas así, yo intento prestarte toda la atención que puedo. ¿en qué momentos o problemas te has sentido así? ¿qué crees que puedo hacer para aliviar esta sensación? Te pediría que más adelante me lo comentaras antes para poder solucionarlo al momento y compartir sensaciones. ¿Quizás no crees que tú mismo/a tiendes a sentirte poco atendido/a? quizás no va tanto de lo que haga yo, sino más de las heridas del pasado, con tu familia... ¿qué opinas?

Evitar y prevenir patrones de interacción negativa

A continuación describo cuatro patrones negativos clave en la comunicación que en muchas ocasiones desencadenan los conflictos. Es interesante prestar atención al momento que se puede estar generando unos de los patrones siguientes, para así poder transformarlo y cambiarlo a tiempo.

ESCALADAS

Se entiende por escalada cuando un miembro de la pareja realiza un comentario que no es percibido de manera positiva en el otro miembro, entonces éste "contraataca" con otro comentario que suscita emociones negativas en el otro, éste "ataca" con otro mensaje negativo ya seguramente con intención de defenderse y probablemente para querer llevar razón o intentar quedar por encima de su compañero/a, a la vez que éste hace lo mismo pero de manera más intensificada y así pueden llegar hasta estadios incluso de violencia verbal y física. Las escaladas son más comunes en parejas denominadas simétricas, dónde el poder de la relación está repartido, es decir que las decisiones y acuerdos se toman a partes iguales. El problema surge cuando esta simetría se vuelve rígida, es decir, cuando los dos quieren siempre tener el poder y escalan hasta ver quien "llega más alto", sin posibilidad de ceder u otorgar espacio en determinadas áreas.

En estas escaladas es común que la pareja se haga comentarios muy desagradables que no reflejen realmente lo que siente cada uno de ellos. Normalmente cuando se inicia este ciclo lo que se busca es atacar y contraatacar. En ocasiones ocurre que lo que se arroja en estas luchas de poder es material íntimo que se posee de la pareja, por ello, cuanto más suceda este patrón negativo, más miedo se tendrá de abrirse al otro, desnudar sus sentimientos, ya que pensará que luego se le puede volver en su contra. Esto hace que poco a poco se genere distancia, mucha soledad entre los miembros, desconfianza y malestar en general.

CÓMO DETENER LA ESCALADA

Una de las estrategias principales que se puede utilizar cuando aparezca la escalada es que uno de los miembros de la pareja de marcha atrás por el bien común en su posición, suavizando el tono de voz, incluyendo frases como: entiendo lo que me dices, yo pienso, yo siento, me gustaría, vamos a ver cómo lo podemos solucionar, así no vamos a ningún sitio, hagamos una pausa y retomemos esta conversación cuando nos sintamos más tranquilos, etc. Lo más probable es que cuando uno de los miembros de la pareja "de marcha atrás", el otro responda de la misma manera, ya que no se sentirá atacado.

RETIRADA Y EVASIÓN

La retirada y la evasión forman parte de un mismo patrón de conducta que se caracteriza por no querer mantener o empezar una discusión importante. La retirada puede ser por ejemplo, levantarse e irse cuando oímos algo que no nos interesa o desconectamos y no prestamos atención a aquello que nos está diciendo la otra persona. La evasión sería más la renuncia a querer dialogar, conversar, no dando lugar al intercambio de opiniones. Como es de esperar, este tipo de conductas aparecen cuando se pretenden tratar temas difíciles o delicados y que conllevan carga emocional.

CÓMO EVITAR LA RETIRADA

Si los problemas no se afrontan y se intentan solucionar, NO SE RESUELVEN POR SÍ SOLOS, como piensan algunas personas o algunas parejas, a lo máximo que se puede aspirar es que se DISUELVAN. Y no sólo es que no se resuelvan, sino que probablemente tiendan a agravarse, ya que van pasando situaciones que nos confirman o nos enfurecen, entristecen cada vez más. Hay personas que tienen tendencia al aislamiento cuando surge un conflicto, a no querer compartir sus vivencias, a pensar que él/ella mismo/a lo puede solucionar, que es una cosa suya. Seguramente estas personas durante su infancia y adolescencia tenían que resolver sus problemas sin ayuda de sus progenitores o figuras significativas, se han "visto obligados" ya desde bien pequeños a funcionar por ellos/as mismos y a no compartir sus experiencias o emociones.

También puede ocurrir que un miembro de la pareja no quiera entrar en conflicto porque vive el conflicto desde la violencia, no desde el intercambio de opiniones. O que posea un modelo familiar de evitación del conflicto, es decir, que en su casa tampoco se hablaba de los problemas. En realidad, pueden existir muchas combinaciones, desde parejas que los dos son evitadores del conflicto, hasta parejas en que uno tiene un estilo más confrontativo y el otro más evitador.

Si la pareja tiene un estilo evitador, seguramente no será un problema la evitación y la retirada, ya que los dos se sentirán cómodos al no tener que conversar y dialogar de los problemas y de las emociones íntimas. Aunque luego vengan problemas por otros lados seguramente. Por otro lado, si un miembro posee un estilo más confrontativo y el otro más evitador, seguramente aquí sí que surgirán problemas ya que uno tenderá a evitarlos y retirarse y el otro se sentirá que no es escuchado, que no puede poner en común lo que siente o piensa, etc. En estos casos es esencial tomar consciencia y que el miembro más "confrontador" promueva los intercambios de opiniones, y que exprese también las consecuencias que puede tener el no hablar de los problemas. También se puede pactar un protocolo de actuación, como por ejemplo establecer una fecha para hablar del tema, todo pactado por los dos miembros de la pareja.

Si tras diferentes intentos no funciona y sentís que la frustración y los conflictos emergen, siempre podéis pedir ayuda a un profesional.

INTERPRETACIONES NEGATIVAS

Las interpretaciones negativas ocurren cuando un miembro de la pareja cree que los motivos/intenciones del otro son "peores" de lo que en realidad son. Estas interpretaciones a priori negativas harán que cuando se desee resolver un problema de manera constructiva, sea mucho más difícil de llevar a cabo. Estas interpretaciones en ocasiones son difíciles de detectar, porque muchas veces ni tan sólo se verbalizan. Las personas tienden a ver lo que quieren ver y tienen una tendencia hacia el "sesgo de confirmación", por el cual buscan únicamente evidencia de aquello que ya se cree de antemano.

De manera general y dicho en forma de síntesis, esta manera de ver la realidad o las conductas del otro, es un reflejo del miedo, la inseguridad, la baja autoestima, las heridas del pasado,... que se llevan en la mochila. Desconfiar del otro, es una manifestación de nuestro miedo a que nos hagan daño y lo externalizamos en qué es el otro que está haciendo algo "mal".

CÓMO HACER FRENTE A LAS INTERPRETACIONES NEGATIVAS

Este tipo de interpretaciones hemos de afrontarlas de manera personal, cuestionarnos, profundizar, buscar el sentido yendo al pasado y ver qué nos ocurrió y de qué manera nos influyó para que ahora en el presente desconfiemos del otro y pensemos que sus intenciones no son "buenas". Es importante darle sentido para así comprendernos y conocernos más.

Es importante prestar atención y esforzarse por no jugar a adivinar los motivos de las conductas de nuestra pareja, ser capaces de admitir su versión y sus motivaciones. Y luego tú con la información que dispongas poder decidir.


Como he comentado con anterioridad, siempre se puede pedir ayuda a un profesional si vemos que nosotros mismos/as no sabemos cómo solucionarlo.

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