No hay mejor manera de arrebartarle a una persona el poder, que hacerle creer que no lo tiene.
Mientras visionaba este maravilloso vídeo de José Luis Sampedro de tán sólo 2:34 minutos, me venía a la mente esta frase que una vez escuché, aunque no sé quién la dijo. Si lo piensas bien un ser humano libre, sabio, sin creencias que le aprisionan, sin etiquetas de género ni de profesión, un ser humano poderoso no interesa para el sistema. Por eso desde bien pequeñitos ya nos van programando para que tengamos miedo, para que creemos odio unos contra otros, para ver la diferencia y no la igualdad, para marcar el defecto en vez de la virtud, para decirnos qué es lo que debemos y tenemos que hacer y qué ser, etc.
Desde pequeñitos ya nos miden desde lo que hacemos, no desde lo que somos. El sistema de aprendizaje estándard en las escuelas pone la mirada en tus resultados, te evalúa con números, el proceso lo tienen en cuenta, pero no es tan importante. Las escuelas que tienen incorporada la ética como asignatura, algo tan importante para la reflexión sobre la moralidad de las personas, grupos y sociedades, los mismos alumnos te dicen que no es una asignatura importante porque no te evalúan con nota.
Muchos niños después del colegio tienen actividades extraescolares: idiomas, música, deportes,...y parece que el que no está apuntado a algo no es normal. Ya desde pequeños su valía se va construyendo por la cantidad de actividades que hacen y las notas que sacan. Y si los niños se validan desde el hacer es porque los adultos los valoran y reconocen desde lo que hacen o no hacen. El significado de ser queda relegado por una aborigen de actividades, notas, demostraciones, etc. y esto se perpetua hasta la edad adulta.
¿En qué trabajas? yo soy empresario de una multinacional, yo soy contable, yo soy... se diluye lo que eres y lo que haces. Y se te valora desde lo que haces no desde lo que eres. Muchas veces cuando pregunto: ¿cómo te definirías? las personas se quedan dudando, me miran con los ojos grandes y perplejos, abstraídos durante segundos. Algunos empiezan la frase por: yo hago... y yo les digo... no, quién eres.
Cuántas veces nos vemos sumidos en periodos de continua actividad, desde el trabajo, a ir al gimmasio, quedar con amigos, salir con tu pareja, hacer deportes de aventura, apuntarte a actividades, etc. y vernos en casa tumbados nos parece deprimente. Cuando seguramente en ese momento le estés dando cabida a que fluya tu ser desde el reposo y la calma. Pero no nos damos tiempo para la calma. Nos sentimos mal y culpables, porque nuestros parámetros de lo que es ser una persona están cambiados. Muchos de nosotros tenemos la creencia implícita de que somos válidos si somos productivos, ¿pero productivos para quién? para el sistema está claro. Porque desde siempre nos han inculcado que tenemos que ser productivos para el sistema, aunque no nos lo hayan dicho así directamente.
!Trabajar te dignifica! pues cuánta gente no digna que hay en España no?
No nos educan para ser, nos educan para hacer,producir, siguiendo un camino prefijado, unas mismas directrices, unos mismos baremos de normalidad. Y este camino, como ya le ha pasado a mucha gente, les está ahogando, les está oprimiendo, provocando enfermedades... ¿a qué se debe? porque quizás no se han parado nunca a reflexionar sobre lo que son y lo que quieren hacer en esta vida. Pero no hacer desde la obligación, ni desde lo que se debe hacer para que tus padres estén orgullosos de ti o tu marido o tu mujer, ni desde tus altas expectativas, ni desde tus creencias sociales, hacer desde lo que eres en realidad.
Y como dice José Luis Sampedro, la vida se trata simplemente de vivir. Hemos venido aquí para vivir, y muchas veces siento que no lo estamos haciendo.
Lo que no nos han dicho nunca es simplemente que por el hecho de existir ya somos poderosos, ya somos valiosos, ya somos reconocidos. No nos han dicho muchas cosas y nos han dicho cosas que no nos han beneficiado. Pero aún estamos vivos y mientras tanto siempre puedes descubrir quién eres en realidad y elegir vivir, y no aparentar que vives.