El abuso emocional consiste en un proceso constante en el que las ideas, sentimientos, características de la personalidad y percepciones de una persona son rebajados y despreciados hasta que llega un momento en el que la víctima empieza a ver estos aspectos de sí misma como gravemente dañados o incluso ausentes. Es decir, se produce una destrucción del sentido del yo, de la identidad personal.
En el abuso físico también se produce un abuso emocional, pues los golpes implican una humillación y rebajan a la persona, y suelen ir acompañados de insultos u otro tipo de abuso emocional. Los efectos del abuso emocional son mucho más destructivos que el abuso físico y el principal responsable de los trastornos psicológicos que se producen durante el abuso físico.
Dentro del abuso psicológico podemos diferencias dos subtipos:
El abuso emocional abierto:
Gritar, insultar, despreciar, criticar, ridiculizar a la víctima ante los demás, expresar asco hacia ella, arrojar objetos (no necesariamente hacia ella), dar golpes a las paredes, portazos, rompes cosas (intimidación).
Retirar el afecto e ignorar a la pareja o amenazarla con romper la relación. Por ejemplo, no hacerle caso mientras habla, negarse a mantener una conversación, rechazar cualquier gesto de la pareja, irse de la casa.
Impedir que vea a sus familiares y amigos, de manera que queda aislada del contacto con otra persona que no sea la pareja.
Celos y posesividad excesivos. Controlar lo que hace y con quién está. Por ejemplo, mediante llamadas telefónicas frecuentes, preguntando constantemente para saber dónde y con quién está en todo momento, tratar de impedir que vea a determinadas personas o que vaya a determinados lugares.
Restringir recursos: impedirle hacer llamadas telefónicas, impedirle el acceso al dinero familiar, tarjetas de crédito, etc. Interferir en las oportunidades de trabajo, educación, cuidados médicos, etc.
Obligar a tomar parte en actividades delictivas
Amenazas de muerte o amenazas de agresión física o sexual, amenazas de dañar a sus hijos o animales domésticos. El que abusa puede amenazar con hacer daño a los familiares de la víctima y decirle que es responsabilidad de ella impedir que les suceda algo.
Abuso emocional encubierto
Es un patrón sutil mediante el cual el abusador desprecia y rebaja las acciones, pensamientos y emociones de la víctima. Por ejemplo: “tal vez no te diga que no le gusta cómo te has vestido, pero te mira de arriba abajo con desaprobación, transmitiendo sin palabras un mensaje que dice: “No eres ni capaz de vestir de forma apropiada”. Si expresas algún temor, en vez de apoyarte y ayudarte a superarlo, te mira con condescendencia dando a entender que eres débil y cobarde. Si dices que te gusta la tranquilidad del campo, hace una hueca y deja caer algún comentario despreciativo, como: “Bueno, es para gente simple”. Si dices que sientes lástima de un amigo que ha perdido su negocio, te responde algo como: “Sabes que eso no es cierto, estás demasiado centrada en ti misma como para sentir pena de verdad por alguien”.
De este modo casi cualquier pensamiento, sentimiento, preferencia o deseo que expresa la víctima es considerado inadecuado o negado de un modo indirecto. Si este proceso de abuso se repite de forma continuada, llega un momento en que empiezas a dudar de tu propia competencia, de tus ideas, de tus gustos, y hasta de tus emociones y sentimientos. Si además, como suele ser habitual en estos casos, tu pareja te ha ido aislando poco a poco de tus familiares y amigos, no tienes a nadie que desmienta sus palabras. Esto es lo que se le llama una erosión o destrucción del sentido del yo o identidad personal. Al dudar de tus ideas, creencias, emociones, valores metas, etc. y al empezar a pensar que pueden ser inadecuados y erróneos, comienzas también a dudar de ti misma y tu sentido de identidad empieza a estar poco claro. No tienes claro quién eres, qué sientes o qué deseas. Aparece una sensación de vacío interior, de soledad y tristeza. Algunas víctimas de abuso emocional tienen la sensación de que están desapareciendo, como si se desvanecieran poco a poco y empezaran a dejar de existir. La depresión y la baja autoestima son frecuentes.
“Después de que mi pareja me haya llamado “completamente inútil” y “aburrida” y me ha ignorado durante varios días, empiezo a sentirme muy pequeña y poco importante. A veces no recuerdo quién soy. Me he perdido en alguna parte. A veces me llama estúpida y en otras ocasiones simplemente me ignora cuando hablo, suspira cuando le cuento mis sueños para el futuro y se ríe agitando la cabeza con desprecio cuando le cuento alguna idea. ¿Cómo soy yo de verdad? ¿Quién es la persona agradable que una vez creí ser?”.
Muchas de estas personas nos son conscientes de que son víctimas de abuso emocional, y tienden a pensar que lo que les sucede es debido a sus propios errores o inadecuación. En un estudio realizado a mujeres que sufrían abuso se vio que sólo el 29% de las mujeres víctimas de abuso emocional reconocían serlo. Hay que tener en cuenta que, para la mayoría de las personas, es inconcebible que alguien que es tu pareja y que dice que te quiere, esté al mismo tiempo tratando de rebajarte y humillarte. Por eso no es tan extraño que tiendan a dar crédito a las afirmaciones de su pareja y creer que de verdad hay algo equivocado en ellas, en sus opiniones, gustos, etc. Muchas se sienten tremendamente deprimidas y aun así no son capaces de expresar con claridad por qué se sienten así. Por eso, el primer paso hacia la curación consiste en reconocer que están siendo víctimas de abuso emocional y establecer una asociación entre sus síntomas y la experiencia traumática que están viviendo.