Una de las formas que desarrolla el cerebro para compensar esta vivencia interna dolorosa es crear mecanismos de protección dirigidos a obtener ese supuesto reconocimiento o validación que sentimos que nos falta (estar siempre disponible para los demás para que vean lo buen amigo/persona/pareja que soy, exigirme o dar siempre lo mejor de mí e intentar que todo esté perfecto para demostrar lo capaz y lo válido que soy, etc.)