Quizás es que nunca te han reconocido como afectado o como afectada. Quizás lo que te ocurre es que nadie te ha mirado y te ha reconocido que alguien importante para ti te hizo daño, traicionó tu confianza, te decepcionó, te humilló, abusó de ti o no te valoró como tú sentías que te merecías. Quizás hay que volver a comenzar. ¿Qué te es lo que te han hecho? Sería la primera pregunta.
Para transformar tu posición de afectado o afectada en superviviente y mejor aún en viviente, primero hay que reconocerse como afectad@. Y para esto, muchas veces es necesario que los profesionales de la salud hagamos este primer reconocimiento.
Un diagnóstico de trastorno obsesivo compulsivo o de trastorno límite de personalidad por ejemplo, no explica el sufrimiento que sientes, no da respuesta a la pregunta ¿qué te pasó? ¿quién te hizo daño? ¿quién te tenía que proteger e hizo todo lo contrario? Un diagnóstico es una descripción de una serie de síntomas conductuales, emocionales, sensoriales y relacionales, pero, no proporciona una explicación que ayude a la persona a construir un relato coherente con el sentir, una narrativa que calme y que alivie el dolor.
Y esto es lo que necesita la persona en primera instancia. Comprender, reconocerse como afectad@ y empoderarse para permitirse transformar el sufrimiento en fuerza para superar el dolor de las heridas y los traumas causados por incidentes, eventos traumáticos o por personas importantes y significativas.
Poner palabras a lo que nos ocurrió. Poner palabras al sufrimiento. Poner palabras a lo que no se quiere pronunciar. Si tú no puedes, yo te puedo ayudar.
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